Integración de inmigrantes en Montreal: Se avanza de a poco
Rodrigo Ortega
La alcaldesa de Montreal, Valérie Plante, presentó recientemente el plan denominado Montréal inclusive, cuyo objetivo es facilitar la integración de los inmigrantes a la principal ciudad quebequense. El documento, que consta de cuatro ejes principales, propone desarrollar un entorno municipal abierto y seguro, Además busca desarrollar las capacidades de acogida e inclusión de los habitantes de Montreal y garantizar el acceso a los servicios y protección de las personas con estatus precario.
Nobles objetivos, dirán unos; blablá puro, dirán otros. El hecho es que más allá de las primeras impresiones que uno pueda tener de un documento oficial, la iniciativa responde no solo a las promesas electorales de Valérie Plante, sino a necesidades urgentes. En ese sentido no debe desmerecerse el gesto concreto de la alcaldesa.
Dable es recordar que las presiones provenientes de diversos organismos se multiplicaron en Montreal el año pasado en torno a la puesta en marcha de la denominada “ciudad santuario” que teóricamente protegería a las personas con estatus precario de inmigración. La iniciativa había sido lanzada con bombos y platillos y de manera irresponsable, en 2017, por el exedil de Montreal, Denis Coderre. La alcaldesa, al encontrarse sin herramientas jurídicas ni atribuciones administrativas para aplicar la payasada de “ciudad santuario” de Coderre, prometió ocuparse del tema “en el más breve plazo”. Es ese, uno de los puntos, aunque enunciado de manera muy general, que aborda el plan Montréal inclusive.
Montreal es el mundo
Si uno pudiera sintetizar la problemática de inmigración que se vive actualmente en todo el planeta, pudiera decir perfectamente que cada ciudad del orbe se está convirtiendo en un resumen del mundo. Y Montreal no escapa a esta realidad. Los líderes más visionarios de los países así lo están comprendiendo y contribuyendo con voluntad política a mejorar las condiciones de aquellos que por múltiples razones han tenido que desplazarse desde sus lugares de origen. Pero, lamentablemente, de la misma manera que algunos gobernantes impulsan nobles iniciativas, otros propugnan el levantamiento de muros y campañas de enlodamiento de los inmigrantes. Es en ese contexto que el plan de acción de la administración de Montreal constituye un granito de arena que debe ser aplaudido, apoyado y fortalecido con sugestiones y también con las respectivas críticas en pos de mejorar los puntos débiles, engañosos o demagógicos, si los hubiere. Y, del mismo modo, continuar denunciando las actitudes discriminatorias y excluyentes hacia los inmigrantes.
La alcaldesa, por su parte, deberá ir avanzando en formular propuestas legislativas para que su plan de acción no se duerma ni en los laureles ni en el sopor de las palabras. No puede seguir en la misma línea de su predecesor Coderre, cuya falsa declaración de “ciudad santuario” generó enormes confusiones en personas con estatus precario que continuaron siendo perseguidas por el Servicio de Policía de Montreal y por los agentes fronterizos.
El plan Montréal inclusive de la administración Plante es un gesto de voluntad política que debe seguirse de cerca y servir para continuar avanzando en el establecimiento de una ciudad más humana y solidaria.
En ese sentido, la alcaldesa deberá buscar apoyos serios en Quebec y Ottawa si quiere afianzar y consolidar sus iniciativas.