Los músicos del metro en Montreal
JOHN LAZOS
Entiéndase bien, no es igual un ruido que un sonido. Menos aún en el metro, donde en el cotidiano y eterno transitar humano suele dominar una cacofonía hasta que nos distrae el rasgueo de una guitarra o el frotar de un violín. Claro, nos gusta predicar lo cosmopolita que es Montreal. Pero no hay que olvidar, que entre su diversidad multicultural se encuentran los y las músicos, que entre los locales y los llegados de otras latitudes, prestan su modesto oficio en los pasillos y las plataformas de este entramado mundo subterráneo. No hay línea que se escape de los géneros y estilos musicales, donde se interpretan desde los caballitos clásicos hasta las más escuchadas canciones populares. Espacio público que nos comparten los músicos, ya sea por necesidad, por gusto o porque es lo único que saben hacer, su diversidad sonora.
Porque rompen con la rutina diaria, es fácil identificarlos por lo que son: el que toca la guitarra, la que canta, los que percuten. Ensimismados en sus instrumentos, pasan horas, días y semanas recreando la misma tonada o una serie de piezas. Aunque la gran mayoría de nosotros pasamos de lado, ya que no hay tiempo para escuchar (hábito que no podemos darnos el lujo de perder) hay quienes todavía hacen un alto en su camino para mirarlos con curiosidad ajena o, en el mejor de los casos, para gratificarlos con alguna donación voluntaria. El sitio de Internet de la STM (Société de Transport de Montréal) cuenta con una sección dedicada a lo que ellos elevan con el apelativo de ‘las estrellas del metro’. Hay nada menos que 55 estratégicos lugares que bajo el letrero de una lira (el instrumento de Orfeo, personaje de la mitología griega) están apartados para que sin costo alguno ellos puedan dedicarse a este antiguo arte. Ellos y ellas son los músicos del metro de Montreal, es también nuestra música.
Rica paleta musical
Con estas palabras damos inicio a nuestras reflexiones y aportes al fenómeno de la música. Tan antiguo y presente, tan ecléctico y particular, este lenguaje ha formado, y seguramente continuará siendo, parte integral de nuestro constructo social. Nos acercaremos a individuos que han sido hacedores de esta práctica. Hablaremos de sus orígenes y de los motivos que determinaron sus vidas en tan singular y original oficio. Recordaremos también momentos pretéritos en los que estos sonidos han sido más que unos simples deleites estéticos. En fin, todos escuchamos algún tipo de música. Así que, por qué no descubrir lo que otros degustan de escuchar. Además, vivimos en una urbe que nos invita conocer una vasta y rica paleta musical. La música es un elemento fundamental en nuestras vidas (así lo piensa un servidor) y como tal, bien valdría la pena distinguir entre un ruido y un sonido para entender y acercarnos mejor a este fenómeno que llamamos nuestro mundo sonoro.