“Nunca es tarde para empezar”

Lía Márquez Miranda, profesora de español y guía turística. “Uno siempre tiene muchas dudas sobre uno mismo”, dice. FOTO: FELIPE CORREA GALLARDO
Sandra Sierra Núñez

Cuando Lía Márquez Miranda presentó su proyecto al Servicio de Ayuda al Joven Emprendedor (SAJE), en Montreal en 2013, tenía ya muy claro su objetivo: enseñar español a través de clases, estadías lingüísticas en países hispanos y traducciones, para empezar.

Fue así como esta educadora de español y francés se convirtió en Lía LaProf, arrancó un nuevo proyecto de vida y hoy comparte con los lectores de Pulso lo fascinante que es comenzar de nuevo a una edad en la que la gente piensa en retirarse.

“Cuando empecé mi proyecto en el 2014 tuve la impresión de volver a emigrar a Canadá, es como redescubrir un país o un aspecto del país que yo no conocía, y de mí misma”, comenta la sonriente mujer de inverosímiles 56 años.

Lía emigró de su Venezuela natal a Quebec junto a su hijo de 15 años en 1999. Llegó como residente permanente y con poco dinero en el bolsillo, producto de todo lo que había podido vender en Venezuela.

Siento mucho orgullo por el camino recorrido, nunca pensé que iba a comenzar mi empresa a los 53 años, uno siempre tiene muchas dudas sobre uno mismo”, comenta. Pero casi instantáneamente despeja esas dudas con su mejor ejemplo: su papá, quien a los 75 años empezó a estudiar derecho, culminó su carrera y trabajó dos años como abogado.

“Mi papá cumplió su sueño, nunca es tarde para empezar nada”.

Percances que ayudan

En 2014 la educadora obtuvo la subvención del SAJE que impulsó su proyecto como diseminadora del español entre los quebequenses. No obstante podría decirse que su camino se fue forjando gracias a ciertos percances como una embolia pulmonar en 2011 y perder su trabajo estable en 2012.

La cadena de eventos afortunados comenzó cuando visitaba un café mientras se recuperaba de la embolia. El dueño del café le presentó a personas de un negocio llamado La Tienda, quienes necesitaban un profesor de español que hubiese hecho el camino de Santiago de Compostela: ella lo había hecho en el año 2009, como auto-regalo por sus 50 años.

Por otro lado, nuestra entrevistada había trabajado 12 años como secretaria en una empresa de arquitectura que decidió prescindir de ella en 2012, por reducción de personal.

“Si no me hubiese quedado sin trabajo no estaría aquí, ese mal momento de quedarme sin trabajo es lo mejor que me pudo haber pasado”. Ahí decide dedicarse 100 por ciento al español y de manera independiente: “Yo quería ser trabajadora autónoma y dar clases donde hubiese oportunidad de de hacerlo y con una población adulta”.

Al tiempo que fue aumentando el número de lecciones particulares y traducciones, una agencia de viajes entró en contacto con ella para que como guía y profesora, hiciera estadías lingüísticas en inmersión en países de habla hispana una vez al año.

Renacer

Maestra de la reinvención en la vida, Lía lleva ha llevado el español hasta la cocina también, dando talleres en Verdun, su barrio, junto con una catering que conoció en La Tienda. El método: escogen un país, con historia y tradiciones investigadas, y hacen una receta con los asistentes en una suerte de fiesta latinoamericana en la que todos terminan comiendo.

“Quiero dar a conocer no solo un idioma, sino nuestra cultura, nuestros colores”, visualiza al hablar de un sentir latinoamericano en Quebec. También sueña con hacer una pequeña escuela en Verdun para enseñar francés, inglés, español y otros idiomas.

Aparte de recibir clases empresariales del SAJE para lograr catapultar su empresa, recientemente volvió a las aulas para obtener su certificación de acompañante turístico en Quebec.

“Cuando uno estudia, renace, redescubre y (ahora), con la ventaja de la experiencia, porque relacionas más cosas, avanzas más rápido y permaneces más humilde, que es bien importante eso”, considera la carismática Lía.

Lía LaProf, es intérprete público graduada en Venezuela (diploma del Ministerio de Justicia) y traductora francés-español (Universidad de Buenos Aires – Argentina). También ha trabajado para la UNESCO como traductora de proyectos para América Latina del PNUD, (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo).