El norte destruye al sur y el sur regenera al norte
CARMEN GONZÁLEZ
DIRECTORA DEL CENTRO DE ORIENTACIÓN PARALEGAL Y SOCIAL PARA INMIGRANTES (COPSI)*
Antes de que el Padre Solalinde dictara su conferencia vimos unos reportajes realizados por las Naciones Unidas en donde el actor Gael García Bernal, entrevista a varias de las personas que atraviesan la frontera en el Tren La Bestia o por otros medios y que se encuentran en los albergues instalados cerca de las fronteras. Historias muy duras que nos cuentan la realidad de miles de personas centroamericanas, originarias sobre todo de El Salvador, Guatemala, Honduras y Belice. El Padre también nos explicó la situación que viven todos los inmigrantes (la mayoría haitianos y africanos) y que se cuentan por miles, que vienen desde Brasil y que llegan a Tijuana, México, con la esperanza de poder entrar a los Estados Unidos.
El Padre Solalinde nos compartió sus reflexiones sobre la inmigración, con las cuales yo estoy muy de acuerdo. Por ejemplo, nos decía que las personas emigran por tres razones: porque sus vidas están en peligro, por razones económicas y para mejorar la calidad de vida.
Pero hay que ir mucho más atrás para poder entender la inmigración de hoy. Hay que entender que el norte colonizó de manera muy violenta al sur y no solo lo robó, sino que destrozó pueblos y sociedades. Después el capitalismo ha ido acabando con las riquezas de nuestros países utilizando métodos muy inmorales, por así decirlo, obligando a miles de personas a emigrar de cualquier manera, incluso arriesgando sus vidas: atravesando en balsas el mar Mediterráneo y atravesando México en el Tren La Bestia o atravesando el desierto de Arizona a pie.
Estamos en un movimiento
El norte es el que destruye al sur, pero es el sur el que regenera al norte. Los inmigrantes que estamos aquí vamos transformado la sociedad, trabajamos para pagar los estudios de nuestros hijos (que estén aquí o allá) y estos a su vez, forman sus familias aquí y así, poco a poco, los hijos de inmigrantes van ocupando puestos altos hasta llegar a gobernar un país.
Hablando claramente: el discurso y las leyes que está aplicando Estados Unidos es un verdadero atentado a los derechos humanos. Lo que está pasando en este momento es muy grave. Por un lado, el señor Trump, cuando se refiere a nosotros, no solamente nos trata de animales, sino que su gestual apoya y agrava el término; valida de esta manera todos los abusos, ataques y crímenes étnicos que se dan a diario en ese país.
Y por otro lado, está la nueva ley de inmigración que están aplicando desde el 7 de mayo último, que separa a los niños de sus padres, desde el mismo momento en que pisan suelo estadounidense. Las familias inmigrantes que entran ilegalmente a Estados Unidos viven situaciones extremadamente difíciles: a los adultos los encarcelan y a los niños que los acompañan, los encierran en orfanatorios hasta por 2 años. En estos centros viven toda clase de abusos y de maltrato y hasta pueden ser dados en adopción.
Este es el momento en que Canadá debe aplicar políticas eficaces y eficientes de inmigración. Empezando por su propio gobierno: sancionar a las mineras canadienses que están en el sur y que producen millones de refugiados; pedirle cuentas a Estados Unidos sobre lo que pasa en la frontera sur de ese país. Y a exigirle al gobierno de México que proteja no solo a los mexicanos sino también a las personas que transitan por ese país ya que sabemos que la policía mexicana está mancornada con las bandas de criminales exponiendo a los inmigrantes que transitan por esas zonas a mayor peligro.
Se debe informar sobre la situación que viven millones de personas es la mejor forma de parar este flagelo. Yo sé que es muy duro escuchar o ver las imágenes, pero no podemos seguir cerrando los ojos y tapándonos las orejas.