Radio Centre-Ville: Quebec debe intervenir
Rodrigo Ortega
No puede morir algo que ya se lleva dentro, no. Imagínese usted un mundo en el que no hay Internet y corren los años setenta, ochenta, noventa, y usted es un latinoamericano que vive en Montreal y que está ávido de saber lo que pasa en su país y que le hace “tan bien” escuchar su lengua materna, el castellano, y que además puede deleitarse con música latinoamericana y enterarse de lo que ocurre en esta ciudad tanto desde el punto de vista social como político y cultural.
Pues bien. Eso ha sido Radio Centre-Ville en Montreal (ver pág. 3), un pilar indiscutible del quehacer de las comunidades culturales, entre las cuales, por supuesto, sobresalió y sigue haciéndolo, el sector hispanohablante de la emisora. Siete lenguas (francés, inglés, español, portugués, chino, griego y creole) han dado aliento durante 40 años a esta radio, la cual hoy se encuentra sometida a los arbitrios de un Consejo de Administración que ha decidido emprender la vía comercial para “salvarla” de la crisis financiera en que se encuentra. Se entiende, claro, que se deben tomar medidas económicas, pero es dable preguntarse, ¿se puede “salvar” algo convirtiéndolo en otra cosa? No. Radio Centre-Ville no puede ser otra cosa. Su propia alma resiste a que se le degenere.
Conozco a Radio Centre-Ville mejor que a mí mismo. Fui de aquella camada de trabajadores y voluntarios que nos entregamos con vehemencia y convicción a seguir construyendo ese gran proyecto no solo comunicacional, sino también profundamente humano y solidario.
Radio Centre-Ville es patrimonio de Montreal
Hoy la única alternativa que le queda a la radio para salvarla de los “salvadores” que la están comercializando y para salir de la crisis financiera es la intervención del gobierno de Quebec. El Estado debe asumir que Radio Centre-Ville constituye un patrimonio de Montreal y de la integración de los inmigrantes desde hace cuatro décadas. Todos los esfuerzos deben orientarse en ese sentido: es imperativo crear un comité paralelo a las instancias directivas actuales y no se debe escatimar esfuerzos en pedir audiencias a nivel del gobierno de Quebec y también de la alcaldía de Montreal para que se le otorgue un apoyo financiero que permita a la estación seguir funcionando. El objetivo es que se siga respetando la letra y el espíritu de este organismo faro de la inmigración quebequense y patrimonio de Montreal.
Quebec no vaciló un minuto en otorgar a la empresa Bombardier un suculento crédito de 1 400 millones de dólares. ¿No tendrá en su caja chica un excedente para un proyecto tan importante como es la preservación de un patrimonio humano y cultural de Montreal?
Como decimos en mi tierra: hay que mover los palos en esa dirección. La acción debe ser política. Política a todo nivel: movilización social y acción gubernamental. No hay otra alternativa.