Van pasando mujeres
LUISA OLAYA
Me encantan los libros enormes. Muchas páginas para devorar, muchas historias en las cuales bucear. La excepción a la regla, la recibí en navidad. Un ensayo y un cuento en un librito que porta un mensaje contundente desde el título “Todos deberíamos ser feministas”. La autora, la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, es conocida por sus novelas, y por sus trabajos sobre la identidad africana. Físicamente Chimamanda es una hermosa mujer de piel chocolate, a quien le gusta usar faldas con tacones y vestirse de manera muy femenina. Ella es todo lo contrario de la imagen que se nos vehiculiza de las feministas. Aquí está mi tema para comenzar el año, el 21 de enero vimos pasar mujeres y nos preguntamos por qué todavía hay mujeres manifestando por su cuento.
Ser o no ser feminista
En un discurso para la ONU, Emma Watson, la rubiecita en Harry Potter, dijo que la palabra feminismo es muy impopular porque está relacionada erróneamente con el odio a los hombres. Lo que debiera entenderse al escuchar feminismo sería igualdad. Formamos parte de la especie Homo Sapiens, compartimos por mitades el planeta ¿entonces por qué no tener los mismos derechos?
A veces los señores inmigrantes se asustan cuando les dicen que sus mujeres (esposa e hijas) se contaminarán con las quebequenses que son muy libertinas. Yo diría que estas mujeres son libertarias y sus hombres también lo son. No hay que tener miedo a una contaminación positiva que promueva que las mujeres sean más autónomas y que los hombres sean más respetuosos hacia ellas.
¿Puede un hombre ser feminista?
Pues claro. Un hombre nace de una mujer y durante su vida tendrá a su alrededor hermanas, abuelas, amigas y quizá compañeras de vida. Además, si los hombres se liberan del peso que les hemos endilgado de únicos proveedores, de la imagen de insensibles y de ser animales en celo sin cerebro ni control, de pronto las relaciones entre hombres y mujeres serían más sanas. Habría menos violaciones, menos violencia familiar, los hombres tendrían la libertad de mostrarse débiles y de pedir ayuda. Permítanme soñar.
¿Para qué el feminismo en 2017?
Con la llegada del ciudadano Trump a la Casa Blanca, el feminismo se impone como una necesidad en medio de tantas otras, la cosificación de la mujer va de la mano con este personaje. Lo queramos o no, somos sus vecinos y sabemos además que el mundo lo observa. Si en Estados Unidos los derechos de las mujeres (y de las minorías) tambalean, habrá quien siga el ejemplo en otra parte del planeta y la humanidad retrocederá muchas décadas.
Por eso si vemos pasar mujeres como en el verso de Alfonsina Storni, saludémoslas con el corazón abierto y por qué no, caminemos con ellas…
Cada día que pasa, más dueña de mí misma,
sobre mí misma cierro mi mirada interior;
en medio de los seres la soledad me abisma.
Ya ni domino esclavos ni tolero señor.
Ahora van pasando mujeres a mi lado
cuyos ojos trascienden la divina ilusión.
El fácil paso llevan de un cuerpo aligerado:
se ve que poco o nada les pesa el corazón.
Extracto del poema Van pasando mujeres Alfonsina Storni.