México al Cirque du Soleil
El Cirque du Soleil es una institución verdaderamente montrealesa, por lo que fue una agradable sorpresa descubrir que su nuevo espectáculo, Luzia, se inspira en el universo visual y cultural de México. Para conocer un poco más sobre este espectáculo, sobre la inspiración y la historia que se esconde detrás de la carpa, tuvimos la oportunidad de hablar con su escenógrafo y diseñador, Eugenio Caballero.
MIGUEL ESQUIROL
Eugenio, escenógrafo y diseñador mexicano, llega con una importante biografía: ganó un Oscar con el Laberinto del Fauno de Guillermo del Toro, participó con grandes nombres del cine como Jim Jarmusch y en películas de corte internacional como Lo Imposible, Europa Reports y Resident Evil.
Eugenio, después de ganar el Oscar por las fantasías visuales del Laberinto del Fauno no quiso ser encasillado y cambió de estilo. Pasó a una película del mundo del fútbol, Rudo y Cursi, una pequeña producción; intentó la ciencia ficción, trabajó en proyectos más personales como The limits of Control y una superpoducción como The Impossible que intentaba recrear el Tsunami de 2004. Su paso al circo es una etapa más de exploración, que le permite salir de un lugar de comodidad para aprender cosas nuevas.
Su nombre también se destaca en los créditos del Cirque du Soleil al ser el único mexicano en el equipo directivo. Los contactos entre el circo y la ciudad de México son diversos. Eugenio cuenta que todo comenzó cuando México recibió el espectáculo del Circo del Sol llamado Joya. Allí se crearía una relación especial con el país, su cultura y geografía y después de un largo proceso surgiría este espectáculo de la mano, entre muchos otros, del talento creativo de Eugenio.
“No quisimos caer en los clichés del México” que muchas veces terminan representando a este país”, cuenta. Querían ir más allá de los lugares comunes y explorar un país grande y diverso. La participación de Eugenio les permitió justamente dar una mirada diferente. Primero su llegada del mundo de cine, un medio en el que se trabaja en el espacio cerrado de la pantalla, así como su propia biografía, le permitieron reestructurar la forma de ver el circo. “Yo tengo que ser lo que soy, un desarrollador de cine”, comenta. “En cine estamos acostumbrados a cambiar de escena, de set, de espacio”. De esta forma como cineasta le interesaba el cambio de sets en lugar de quedarse con un espacio fijo. Tampoco podía mover la cámara como estaba acostumbrado, por lo que decidió desplazar todo el escenario.
El resultado es un espectáculo circense que explora muchas realidades, geografías y paisajes de México a través de un set mutable. Acostumbrado al uso de tecnologías de punta logró en este espectáculo juntar disciplinas diversas como el teatro y el diseño para cine. También logró unir técnicas avanzadas con un estilo casi artesanal, que recuerda la habilidad de la artesanía mexicana. “Para que parecieran hechas a mano”, dice Eugenio hablando de las maquinarias que tuvo que crear.
El show crea dentro de la carpa un espacio muy íntimo, inspirado en la monumentalidad de México, esa “ciudad inmensa y maravillosa” con espacios gigantescos como el estadio de fútbol o el Museo de Antropología, pero también la grandiosidad de las pirámides, de los zenotes, de la propia cultura que se alarga hacia el pasado durante muchos siglos. El México que inspira a Eugenio Caballero va más allá de las máscaras de calavera y los colores brillantes. Lo que él quiere Eugenio Caballero, diseñador y escenógrafo del Cirque du Soleil. expresar es “lo permanente, que seguirá presente igual hoy que en la época hispánica, que en el futuro. La riqueza de flora y fauna, el sincretismo cultural y el mestizaje”. En este espectáculo han logrado expresar lo que el equipo de producción “sueña de México”.
Eugenio ha estado viviendo en Montreal desde hace unos meses preparando este espectáculo lleno de magia y música.
A él la ciudad le impresionó con la mezcla de culturas presente en su gente, en su comida y arquitectura. Si bien él ayudó a traer un México exótico bajo la carpa del circo, en estos meses que estuvo aquí para él lo exótico fue el invierno.