Cineasta de verdad
Cineasta, director, guionista, documentalista, productor y periodista, Patricio Henriquez, el cineasta canadiense de origen chileno, suma otro galardón a los sesenta otros ganados en diversos certámenes cinematográficos en España, Francia, Suiza, Argentina, Cuba, México, Chile, Estados Unidos y Canadá.
ANA SILVIA GARCÍA
La Gala du Cinéma québécois 2016, llevada a cabo el pasado 21 de marzo, premió a los artistas y artesanos del cine de esta provincia, que destacaron en el transcurso del último año. En total se entregaron 21 trofeos entre los que figura el otorgado a Patricio Henríquez por su film Uigures, prisioneros del absurdo, como el mejor largometraje documental.
¿Puede hacer un breve recuento de su vida?
Nací en Chile y luego de la caída del gobierno de Salvador Allende, llegué, con mi familia al Canadá en 1974 ya que este país abría las puertas a los perseguidos por la dictadura de Augusto Pinochet. Al principio, me correspondió hacer una serie de trabajos como a la mayoría de latinoamericanos que llegan por primera vez, entonces estuve barriendo, haciendo limpieza. Tuve mucha suerte porque conocí a algunas personas, entre ellas al productor francés Daniel Bertolino quien me dio mi primera oportunidad. Mi experiencia en Chile como realizador de televisión, me permitió desempeñarme en la televisión pública, Télé-Québec, donde entre 1980 a 1993, realicé reportajes para grandes series de información como lo fue Nord-Sud. Más adelante, a razón de la privatización, ya no hubo más producción al interior, es allí donde junto con Raymonde Provencher y Robert Cornellier fundamos en 1995, Macumba International, casa de producción de grandes documentales de carácter internacional, vigente hasta hoy.
Desde su primera realización hasta este último documental ¿Cómo ha evolucionado su carrera?
La producción en la televisión fue un capítulo importante en mi vida, ya que me permitió viajar, conocer de cerca los países latinoamericanos ya que el programa estaba basado sobre los países del Sur. Es evidente que he visto muchas cosas, no me puedo quejar, con una labor bien remunerada, he trabajado mucho y adquirido experiencia. La creatividad es otro de los aspectos que me ha ayudado para lograr los numerosos documentales que he realizado. Por ejemplo, de 2001 a 2006, la serie Xtremis ha explorado las condiciones extremas de vida de millones de personas en el planeta. La serie que comprende 8 episodios, recibió 4 premios Gemeaux.
En todas sus películas, hay puntos en común: la justicia social, lucha por los derechos humanos, el exilio, son temas presentes ¿éstos forman parte de su vida?
Sí, trabajé para Allende en 1970 y me siento comprometido con esa opción. Después de haber vivido la etapa de la dictadura, donde las torturas y desapariciones eran la constante, es indudable que estos hechos han marcado mi camino. El documental es un género que trata de reproducir la realidad y eso me permite mostrar a los diferentes protagonistas de un suceso.
Con el film Uigures, prisioneros del absurdo que le valió el premio al mejor largo metraje documental de la última Gala del Cinema Quebequense, usted da protagonismo a una etnia poco conocida ¿qué le motivó realizar este documental?
Yo tampoco la conocía, todo comenzó con una curiosidad, fui siguiendo la pista de 22 detenidos en Guantánamo que fueron liberados por Georges W. Bush, se trataba de chinos musulmanes. Se decía que esta prisión albergaba a los peores criminales y eso me picó la curiosidad para conocer más sobre los uigures. Ellos fueron perseguidos por el régimen comunista chino y tuvieron que huir buscando refugio en Afganistán, resulta que luego de los hechos acaecidos el 11 de septiembre de 2001, se buscaba a los responsables, para ello se ofrecía 5 mil dólares de recompensa, fue así que los uigures fueron vendidos a Estados Unidos acusados de ser terroristas y posteriormente transportados a Guantánamo. En todo tiempo, la administración estadounidense no encontró prueba alguna de que el grupo de uigures estuviese unido a alguna actividad terrorista.
Para la realización de este documental se tuvo que viajar a Guantánamo, Afganistán y Xinjiang.
¿Qué sentimiento le produjo la ovación de pie que el público presente le brindó, luego de vuestra alocución en la Gala, con respecto a la presencia en el Quebec, de la señora Marine Le Pen de Francia?
Fue de mucho placer, aunque no me sorprendió tanto porque el público presente estaba constituido por cineastas, una comunidad progresista que no comulga con esas actitudes racistas. Para mí fue un compromiso señalarlo, denunciar a esta señora cuyo discurso no tiene cabida en el Quebec.
Su mensaje a los jóvenes…
Para los que recién llegan, decirles que aquí hay un espacio para nosotros, debemos tomar lo que nos corresponde, no sentir que le estamos robando el trabajo a alguien. Por mi experiencia puedo decir que no me resultó difícil encontrar mi espacio, fui bien acogido y realizo una tarea que me apasiona.