Vender cultura
JAVIERA ARAYA
En Montreal, no es raro encontrarse con eventos que promueven algo que sus promotores llaman “la diversidad cultural” o “lo exótico”. Diferentes estereotipos aparecen reflejados en el vestuario de los organizadores, en la comida que se vende, en los adornos del lugar, en la música que suena. Si el evento es sobre América latina, el animador repite una misma palabra o expresión en español, con menos intención de hacerse comprender – mal que mal la mayor parte de los asistentes entiende perfectamente el francés – que de reforzar el carácter extranjero del español. Y hay salsa picante en las mesas, seguro. Y el animador justifica el retraso en el comienzo del evento porque “empezar tarde” sería otra de las características culturales “exóticas” que se quiere exponer.
¿Cuál es el objetivo de este tipo de eventos? ¿Que los “locales” conozcan [ponga aquí el nombre de algún país] sin tener que tomar un avión? ¿Que los “no locales” puedan sentirse acogidos y valorados aquí? ¿Que “locales” y “no locales” puedan mejorar su conocimiento mutuo? La verdad es que no me parece que la experiencia de haber nacido en América latina pueda reducirse a una mezcla entre comida, música, adornos y algunas palabras en español. Lo que ocurre en estos eventos evoca más bien una estrategia comercial: se intenta, de manera intencionada y simplista, convertir prácticas y personas en objetos de consumo. Mientras que algunos son expuestos en los estantes de un supermercado imaginario de culturas, otros se pasean por sus pasillos observando y eligiendo lo que les gustaría consumir de las culturas de los otros. “Elijo el español y la salsa picante, pero no la presencia de las compañías mineras, o la desigualdad, no, eso no”, dirán algunos clientes de este supermercado imaginario.
¿Quiénes son los consumidores? y ¿quiénes los objetos de consumo? La selección no es arbitraria y no se distribuye, como podríamos pensarlo, “equitativamente” entre diferentes culturas. ¿Cómo sería un evento de este tipo aplicado a franceses? ¿o a ingleses? ¿o a estadounidenses? ¿Por qué ciertos grupos, a pesar de que representan cuantitativamente una gran parte de los inmigrantes en Quebec, no aparecen en estos “eventos de lo exótico”? ¿Por qué ciertos grupos son presentados como “exóticos” y otros no? Y es que para darse el lujo de exponer a otras personas en un supermercado imaginario, pareciera que hay que tener poder sobre ellos, hay que convertir su cultura en algo simple y homogéneo, hay que reducirla a comida, música, adornos y a algunas palabras en lengua extranjera…