“Muchos miran al costado y otros no quieren mirar”
— Piero de Benedictis –
LUISA OLAYA
Una amiga muy querida me dijo que el nuevo Pulso está más entretenido ahora que habla de viajes y de deportes. A ella le parecía que cuando el periódico empezó trataba muchos asuntos políticos y dice estar hastiada de esos temas que ya la apabullaban en el país donde ella nació.
Hablar de política es aburrido…
Tristemente, mi amiga no es la única que piensa que hablar de política es pesado y que además no conduce a nada.
Asociamos política a demagogia, que no es lo mismo. Muchos de nosotros llegamos a esta nueva tierra con la desilusión o el miedo de participar y nos toma tiempo ver, en las manifestaciones quebequenses, una forma legítima de ejercer la democracia. ¡Si para los nativos “pura lana” esto es complicado, imagínense cómo será para nosotros que todavía buscamos como encajar!
Es común que en nuestros países de origen no se nos haya transmitido la importancia de pensar la sociedad en la que vivimos. A los gobernantes los aguantamos o los sufrimos como al clima. Las elecciones las vemos como una máquina que funciona sola. Creemos que con o sin nuestra participación siempre habrán elegidos.
Organizados para vivir juntos
Así de simple podría ser la definición de la política. La cosa con ella, es que se trata de pensar no solo en mí y mi círculo de familia y conocidos, sino en algo más amplio y diluido que se llama sociedad. Pensar en lo que es bueno para los míos ¡claro, vaya y venga! pero… ¿Acomodarme con lo que le conviene a miles o millones de personas que no conozco? ¡Eso sí es duro! Y peor si me dicen que mis acciones influenciarán a seres que no han nacido, porque la política sirve también para construir el futuro de los que vienen después de mí.
¡No seamos idiotas!
Si viviéramos en la Grecia antigua, esta frase significaría algo así como ¡trabajemos unidos! Para los griegos, los idiotas ean personas aisladas, preocupadas solamente de sí mismas, que no ofrecían nada a los demás. Un sinónimo en la era actual sería egoísta. A nadie le gusta que lo traten de ninguna de las maneras que acabo de mencionar. El remedio está en informarse, reflexionar y no tragar enteras las noticias ni los anuncios de los medios o del gobierno.
Hay que refrescarse la memoria y recordar que muchos derechos de los que disfrutamos hoy en día, fueron adquiridos a punta de lucha y participación ciudadana. Algunos ejemplos sencillos de cómo las acciones y la contribución de personas como usted y yo han cambiado el paisaje social en Occidente: la jornada laboral máxima de ocho horas, el establecimiento de un salario mínimo, el acceso a la educación para todos, la autonomía de las mujeres y algo que no puedo olvidar : ¡las vacaciones!
Se aproxima la época de elecciones, seremos llamados a participar. Es tiempo de opinar y escoger lo que nos ofrecen los diferentes partidos. Seamos cautelosos con el voto, no lo regalemos sin haber reflexionado y sin haber leído opiniones distintas a las de Le Journal de Montréal, que no es el único periódico del país.
Los latinos estamos bien servidos
Pulso ofrece a los latinos, recién llegados o de vieja data, la ganga de recibir información y reflexiones en su propia lengua. Este periódico muestra a los quebequenses que los latinos podemos ser profundos y que somos más que anuncios de mujeres “pechugonas” de silicona y de espectáculos de música bailable.
Para terminar, otros versos de la canción del argentino Piero:
Hay quien se tapa la cara, no la quiere destapar,
otros que se la disfrazan y la mandan a guardar.
Hay lenguas de pura lengua que solo hablan por hablar;
siempre prometen milagros que no pueden realizar.
Proponen que no comamos para hacer austeridad
hermano, el hambre no es broma, esta es la pura verdad.