“No apresures nunca el viaje…”
Quiero conocer más esta tierra que me ha recibido. Por eso me fui a Trois-Rivières con un organismo comunitario de ayuda a los recién llegados.
LUISA OLAYA
Hace 11 años que vivo aquí y me siento parte del paisaje. Ya había olvidado las incomodidades que se sienten siendo inmigrante recién desempacado. No lo digo por la pequeña camioneta alquilada, ni por las caminatas al galope tras nuestro guía que perdió el camino.
Lo que primero me molestó fue que mientras ajustábamos los cinturones, el conductor-guía nos pidió, sin decir “por favor”, no utilizar el celular durante el viaje porque no quería desconcentrarse con el ruido. Luego, sintonizó Radio-Canada y cerró el pico.
No fui capaz de quedarme callada y eso que no tengo celular. Conversé con mis vecinos de puesto: una haitiana jardinera y un joven de Burundi que está preocupado por las próximas elecciones de su país. Me hubiera gustado tener música quebequense para cantar durante el trayecto, saber más sobre el festival que reúne poetas de todo el mundo cada año y ver el río Mauricie desde el puente alto y redondeado. Me hubiera gustado ver el lugar en donde se unen los tres ríos.
El viaje fue rápido
Para resumir la cosa, vimos en pantalla acelerada dos museos y algunos paisajes. Y recibimos la consigna de buscar en Internet fotos de las ocas migratorias mientras del lado derecho de la camioneta, los humedales de St- Barthelemy estaban blancos de estos pájaros descansando…
Menos mal que tengo otros ejemplos de viajes en Quebec. Y los que me faltan: sueño recorrer la Gaspésie y darme una vuelta por la tierra de gigantes que dicen que es Saguenay-Lac-Saint-Jean.
La otra cara de la moneda
Conocer el Quebec profundo no es tan difícil, ¿después de estar aquí porque no arriesgarse? Eso es lo que me digo desde hace años y no es mucho lo que conozco. Como no tengo auto ni voy a tener, debo buscar viajes con transporte incluido. He probado hasta los viajes organizados por chinos, y como dice mi abuela: recibí por lo que pagué.
A quienes todavía no han conseguido amigos con chalet, les recomiendo fuertemente buscar en Internet el Movimiento québécois des vacances familiales. Hay 20 centros en 9 regiones de Quebec. Por un precio adaptado a los ingresos, uno puede disfrutar chalets todo el año. Este tipo de viajes son buenísimos para familias con hijos; hay actividades bien organizadas para todas las edades. Quienes tengan vehículo pueden tener más espacios en los calendarios. Bellos paisajes garantizados.
Todavía hay tiempo para reservar para el verano. Les aconsejo escoger los chalets más pequeños. ¡Es más fácil compartir su espacio durante una semana con tres o cuatro familias que con diez!
Finalizo con la continuación del verso de Constantino Cavafis que da título a esta nota: “…Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino”.