A siete meses de la desaparición de 43 estudiantes mexicanos
“Seguir difundiendo hasta encontrarlos”
– Hilda Legideño, madre de uno de los 43 estudiantes desaparecidos en México.
DIANA OBREGÓN
Una delegación de la Caravana de Ayotzinapa pasó por territorio canadiense durante el mes de abril. Vancouver, Montreal, Quebec, Ottawa y Toronto fueron las ciudades visitadas. Recordemos que el 26 de septiembre de 2014 estudiantes de la escuela normal Raúl Isidro Burgos (ubicada en Ayotzinapa, Guerrero) se dirigían a la marcha que conmemoración de la matanza de Tlatelolco. La policía de la ciudad de Iguala impidió que continuaran y disparó en múltiples ocasiones. Seis personas murieron en el lugar de los hechos y cuarenta y tres estudiantes desaparecieron. Hasta ahora no han sido encontrados.
Hilda Legideño Vargas, madre de uno de los desaparecidos, y Jorge Luis Clemente Balbuena, miembro del comité estudiantil de la Escuela Normal de Ayotzinapa, estuvieron de paso en Montreal y realizaron múltiples actividades organizadas por el Comité por los derechos humanos en América Latina (CDHAL). En distintos momentos de su estadía compartieron palabras con nosotros.
¿Qué objetivo se pretende alcanzar en Montreal?
Hilda: Queremos seguir informando sobre lo que pasa en nuestro país y denunciar las violaciones a los derechos humanos que el gobierno está cometiendo. Desde que nuestros hijos desaparecieron no hemos parado de buscarlos. Ahora tenemos que recurrir a gobiernos extranjeros para que hagan presión. Es una vergüenza tener un gobierno asesino. Desde 2007, hay más de 26 000 desaparecidos. Les pedimos que alcen la voz para pedir al gobierno mexicano que presente a nuestros hijos.
Jorge: Si salimos a difundir es porque en México el gobierno quiere deshacerse del caso Ayotzinapa. Queremos que los ojos del mundo estén puestos en nuestro país para que nuestros dirigentes respondan y tengamos justicia por los desaparecidos y los asesinados. Queremos que aquí los estudiantes también despierten. Ahora que conocí a los indígenas de Canadá me di cuenta de que su situación no es diferente. En México no han logrado callarnos pero aquí ya encontraron la forma de mantenerlos pacíficos y doblegados. Ellos también tienen desaparecidos y nadie los escucha.
¿En que situación se encuentra el caso?
Hilda: El pasado 27 de enero, el entonces procurador de le República Murillo Karam, habló con los medios y dijo que el caso ya estaba cerrado. Hay muchas irregularidades en las investigaciones y por eso no aceptamos las versiones de las autoridades. Primero se dijo que habían encontrado a nuestros hijos en unas fosas cerca de Iguala. Esto fue desmentido por peritos argentinos. Después se dijo que habían sido quemados pero científicos mexicanos comentaron que esto es incoherente. Por esas razones los seguimos buscando vivos. Un comité interdisciplinario está llevando el caso y revisando los expedientes y han emitido la recomendación de continuar la búsqueda. Por otro lado, el ex presidente municipal, José Luis Abarca, está siendo procesado por crimen organizado y no por desaparición forzada.
¿Qué pasa en México?
Jorge: El 26 de septiembre fuimos detenidos por la policía y nos dispararon como si fuéramos delincuentes. Esa es la forma en que el gobierno intenta callar la voz de estudiantes y de luchadores sociales por oponernos a un sistema corrupto y voraz. Nuestra tierra es rica en metales e hidrocarburos. Empresas canadienses y estadounidenses han puesto los ojos en ella e intentan desalojarnos por cualquier medio, incluso recurriendo a la masacre. Esto ya no puede seguir. A raíz de la desaparición de nuestros compañeros se destaparon cientos de fosas comunes que están llenas de estudiantes, campesinos e indígenas. Los asesinos ocupan cargos públicos y se pasean vestidos de policías. El gobierno está acabando con la educación. Quiere impartirnos materias comerciales y no educación para la vida.
Últimamente hemos notado que parte de la opinión pública califica sus visitas al extranjero en búsqueda de apoyo como incongruentes ya que si un gobierno externo decidiera inmiscuirse ustedes serían los primeros en acusarlos de intervencionistas. ¿Cómo rebatirían estas declaraciones?
Jorge: Lo que queremos es que ustedes se manifiesten, tal vez no para defender Ayotzinapa sino para defender su futuro. Nos vamos a presentar ante los parlamentarios y pediremos que ejerzan presión contra el gobierno mexicano, pero principalmente queremos que el gobierno vea que no estamos solos, que hay apoyo de gente a nivel internacional esperando respuesta. A ustedes les toca defender a sus hermanos estudiantes en otros continentes. No venimos tanto a exigir al gobierno canadiense porque sabemos que es la misma porquería y están coludidos. Sabemos que no se van a golpear entre ellos porque sería como darse una pedrada en el hocico.
¿Cómo se les puede ayudar desde aquí?
Hilda: No dejando que se apague el movimiento. Hay que seguir difundiendo hasta encontrarlos. Estamos necesitados porque tenemos que movilizarnos. Gracias a Dios hay gente buena que nos ha apoyado económicamente.
El gobierno nos ha ofrecido dinero, casa y carros; ha dividido a los padres, algunos quieren aceptar por falta de recursos.
Nosotros, del gobierno y de partidos políticos, no queremos nada.
Más información: cdhal.org